miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿Y cómo hacer, si ya no estás, si te fuiste, para saber que esto fue real? No iré a buscarte (y lo sabes), y mis neuronas están muy lejos de las tuyas como para que hagan sinapsis juntas.
A veces extraño tu voz, esa de medio niño/medio adulto después de una siesta, tus miradas tratando de descubrir que había más allá (o más acá), tus inesperados (y pocos, tal vez bien pocos) abrazos.
A veces es como si no existieras, como si fueras el amigo imaginario que nunca tuve ( y siempre quise), como si tu propósito fuera hacer temblar mi mundo ( de miedo, desesperación y alegría).
Es como si fueras una nota blanca en mi vida. Un espacio sin rellenar.

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